Hacía ya unas cuantas semanas que no
escribía nada y tras leer el mail de una amiga, en el que me dijo
que leerme es como una terapia para ella, me he dicho que si al menos
hago feliz a una persona ya merece la pena seguir con el blog ;-)
Bueno, esta es oficialmente mi última
semana como “no estudiante” y es que la próxima semana vuelvo al
instituto.
Lo sé, casi 30 años y de nuevo en el
instituto, sinceramente, me siento como si fuese la protagonista de
21 Jump Street (en España terriblemente traducida como Infiltrados
en el insti), pero no, no soy una policía que se matricula en un
instituto para desmantelar un cártel de droga.
Tristemente mi historial por institutos
es lamentable. Desde fracaso a acoso escolar, no fue nada fácil para
mi, además de haber estado en muchos centros...
Pero por suerte esta vez empiezo unos
nuevos estudios por decisión propia, también un poco por la crisis
económica ya que tuve que decidir si dar un cambio radical a mi vida
o seguir hundida en el caos personal.
Si os soy sincera, estoy acojonada
acerca de la idea de volver a ser estudiante. En parte porqué ya
estuve en este mismo instituto ocho años atrás y mi paso por allí
fue otra gota que colmó otro vaso.
La cagué a partir del día 15 de
estudiar allí, cuando en medio de una clase tuve un ataque de pánico
escénico y salí corriendo para encerrarme en el baño a llorar.
Esta fue la primera de las 150 y pico cagadas siguientes... en fin...
No es que me aterre tener que hablar en
público, al contrario, durante estos años estudiado FP's no me
quedó otra opción que superar mi pánico escénico, además de que
ya no soy tan introvertida como solía ser...
Lo que realmente me da miedo es volver
a cometer tonterías que puedan afectar a mi imagen, ya que cuando
uno está en este tipo de estudios, lo que importa es tu reputación
ya que en parte de ella dependerá tu futuro laboral. En mi caso lo
tengo bien claro, ahora ya solo queda ponerlo en práctica y hacer
una enooooorme inversión económica.
No voy a hablar de esas “tonterías
que marcaron mis 21 años”, ya que este no es el caso, pero si que
quiero hablar acerca de estos miedos, ya que a veces al hacer
públicos nuestros miedos nos damos cuenta de que 50.000.000 de
personas sufren o han sufrido el mismo miedo y... ¡no es para tanto!
Bien... Vamos a por ellos.
Miedo número 1 y creo que el más
gordo de todos: estudiar casi a los 30 años unos estudios donde mis
compañeros seguramente tengan 16 años.
Fisicamente no aparento 29 y
mentalmente muchísimo menos, soy capaz de camuflarme entre un grupo
de adolescentes, pero aun así sé que soy una mujer adulta.
Me da miedo el no encajar, verme como
si fuese la madre de todos ellos y saliera mi instinto materno. Sé
que es un miedo irracional, pero me asusta.
A veces pienso si merece la pena seguir
estudiando, ya que desgraciadamente vivimos en un país donde parece
que estudiar en edad adulta es cosa de imbéciles, o eres joven y lo
haces todo o envejeces y no tienes derecho a nada.
Es más, siempre bromeo con que ire a
la universidad el día que mi ahijado también (este año empieza
bachillerato) y así le pondré en rídiculo en los pasillos delante
de las chicas para que no ligue...
Para mi no es una broma, el ir a la
universidad a partir de los 40 o los 60.
Me encantaría, ya que de momento no me
lo puedo permitir, pero quien sabe si en unos años consigo llevar a
cabo mi sueño empresarial y puedo permitirme el lujo de estudiar una
carrera por placer.
Entonces... Si quiero estudiar en la
universidad sea cual sea mi edad... ¿por qué no en un instituto?
Otro miedo irracional es tener la misma
edad que alguno de mis profesores o peor aun... que me confundan con
la profesora...
Miedo número dos, que mi confianza
compulsiva me lleve a cagarla a lo grande.
Hace ocho años, bromeando en clase, le
di un cachete en el culo a un compañero... Bien... No os podéis ni
imaginar la reacción del chico y de los demás compañeros de
clase... ¡Fue horrible!
Se trastornaron los papeles y quedé
como el típico troglodita machista de la España profunda que
piropea y mete mano a las mujeres... Me sentí fatal y eso que estaba
bromeando con el chaval...
Una situación muy muy violenta...
Miedo número tres... Ser la única
chica en clase.
Si, como leéis, miré la lista
definitiva de alumnos admitidos y allí estaba yo, sola.
Ocho años atrás eramos dos chicas y
entre las dos nos hicimos un poco de piña, pero desgraciadamente
salió la única neurona imbécil que todo tío posee y nos
etiquetaron como la guapa y la fea... Creo que no hace falta decir
quien se quedó con la etiqueta de fea... Yo.
Aun así, aunque vaya a estar sola, me
aterra la idea de ser juzgada, sé que no es fácil ser mujer en un
mundo de hombres, esta vez no voy a aspirar al mejor puesto en la
mejor empresa ya que esta vez quiero ser una buena empresaria, pero
aun así me aterra el ser el único objetivo femenino.
Ya me bastó la lección recibida hace
ocho años, tanto que aun me escuece.
Y creo que el último miedo (ufff...
pensaba que serían por lo menos 50) es una profesora que tuve que
bueno... digamos que tuvimos una relación bastante tensa como
profesora-estudiante.
Años después coincidimos fuera del
ámbito estudiantil y fue super cordial y simpática conmigo, pero he
de decir que aun así tengo esa desconfianza por si vuelve esa
tensión por verme en este campo.
v
Tal vez todos estos miedos sean un
simple dolor de cabeza y encuentre mi sitio en el instituto.
Quiero pensar que será como en la
película 21 Jump Street y que finalmente seré una más entre todos
esos adolescentes lleno de emociones nuevas que dominan sus hormonas.
Quiero pensar, que por fin viviré la
adolescencia que me merezco y no tuve.
Eva