martes, 1 de septiembre de 2015

Superando miedos: Ratzilla

Bueno, este post es creado por vía popular, así que va dedicado a todas esas supervivientes que en más de una ocasión se han enfrentado a sus miedos y han logrado afrontarlos, sean cuales sean ;-)

Todo empezó una calurosa noche veraniega en Mallorca… jajajajaja tranquilos que no empezaré así mi historia, aunque bien es cierto que era verano y hacía un calor de espanto, por ese motivo teníamos las ventanas y la puerta de casa abiertas de par en par.

Estaba completamente dormida cuando de pronto escuché ruidos en el salón y pensé que serían mis perros que estaban comiendo algo que tal vez mi novio habría dejado fuera de la cocina.

De pronto escuché como empezaba a haber un concierto de heavy metal canino (vamos que me la liaron bien parda) y de un salto pegué al salón, como si fuese el mismisimo Flash de camino al baño de su casa.

Por raro que parezca… aun tengo el belén de navidad montado encima de la chimenea, lo sé, estamos ya a finales de agosto casi septiembre y en poco volverá a ser navidad… soy práctica, lo tengo puesto para esta próxima navidad.
A lo que iba, me giré para contemplar mi precioso belén el cual también estaban observando atentamente mis perros cuando de pronto veo que encima del niño Jesús hay una pedazo de rata enorme del tamaño de un hurón.

¡¿Pero desde cuando el pesebre tiene semejante invitado?!

Sin exagerar nada... ¡Así era la rata que había sobre mi belén!

No os podéis imaginar el chillido más salto olímpico que dí hacia mi cama, es más, si los jueces de los Juegos Olímpicos hubiesen estado allí habrían declarado mi actuación como nuevo deporte olímpico, de invierno y verano.

La situación es que terminamos encerrados en la habitación mi perro Truc (mezcla de teckel con ratero mallorquín, ésta segunda raza mundialmente famosa por su hazaña de cazadores de ratas), mi novio que estaba en el mundo de Morfeo y yo, chillando como una loca que había una rata en el salón.

A todo esto decir que mi novio se despertó y entendí un gruñido que traducido al mallorquín y yo os traduzco al castellano, quería decir: “¿qué pasa?”.

Como era una situación un tanto surrealista estar tan acojonados el perro y yo, decidí salir de la habitación y fui a comprobar si Ratzilla (chiste malo de rata + Godzilla) seguía allí.

¡Tenía que meter esta épica imagen!

Pero como en las películas de súper héroes, donde el momento en el que el mutante cachitas y tremendamente buenorro salva a la chica guapísima aférrimamente tonta… allí estaba mi súper héroe: Xul·lo, una preciosa mezcla de Gran Danés con Pit Bull (ya tu sabe...otro chiste malo), se estaba jalando tan gustosamente a Ratzilla encima del sofá.

Mi Gran Bull Xul·lo


En esos segundos cuando la banda sonora de peli de súper héroes desapareció, me sentí como en Ley y Orden en el momento en que encuentran la víctima y con un café en mano hacen un análisis de lo sucedido…

Efectivamente, a las 4:30 estaba con un bote lleno de chucherías, intentando dárselas a mi perro para que soltara a la rata que estaba manchando de sangre mi sofá… Lo sé, ni Marilyn Manson tendría tanta imaginación para describir una escena semejante…

Obviamente (lo aprendí hace poco…) cuando un perro caza una presa hay que premiarlo, ya que en teoría (solo una vez lo hizo un perro mio…) el can trae la presa para ti y quiere tu aprobación, pero en este caso y por segunda vez, mi perro cazó una rata para quedarsela para él solito…

Quienes no me conocéis bien… soy una especie de Bridget Jones y Mr Bean pero con un toque friki,es decir, soy más torpe que Mr Magoo, así que tras comprobar que lanzando chucherías a mi perro no funcionaba para que soltase la rata, decidí armarme de valor y con la ayuda de una bolsa de basura y una manta enrollada en la mano… intenté quitársela.

En ocasiones cocino así en mi casa...


No haré mucho hincapié en los tensos momentos en que la rata se escapó de mis manos y fue a parar al sofá de al lado mientras mi perro y yo nos debatíamos en una fuerte batalla por llegar el primero al premio…

Directamente os contaré que decidí no avisar a mi novio, a pesar del asco que me daba coger la rata, y con una mano tapada con una manta, logré meter a dicho animalito en una bolsa de basura.

Pero eso no era todo… Yo vivo intensamente las películas, me meto tan de lleno en ellas que a veces paseo entre mundos de ciencia ficción, así que como en la película Avatar, quise darle un último adiós a Ratzilla… Pero lo único que salió de mi fue un “descansa en paz” y me fui corriendo al dormitorio con un subidón de adrenalina que ni los Vengadores en plena lucha por salvar al universo.



Así que os dejo la última conversación de la noche con mi novio:
Yo: --”Cariño… he tirado yo solita a la rata en la basura… me ha dado mucho asco cogerla y me siento muy mal porque no he sabido dedicarle unas últimas palabras fúnebres…”
Mi novio: --”Haberle dicho: no hubieras entrado en la casa”

Y así fue como vencí mi miedo a las ratas, ahora ya solo me queda nadar en una piscina llena de tiburones y luego cruzar el estrecho de Gibraltar a nado… pero eso será otro día que sino me tenéis todo el día aquí escribiendo posts ;-)

¡Gracias por leerme y apoyar mi pequeño proyecto de Sobreviviendo a los 30!
Nos leemos pronto,

Eva

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