viernes, 4 de diciembre de 2015

Examenes... examenes de la vida...

Parece que fuese ayer cuando estaba en el instituto (de nuevo), con 26 compañeros (todos chicos) y unas asignaturas que aun así ahora me cuesta recordar los nombres.

Así es, he conseguido llegar a la etapa final de la primera evaluación y me alegro muchísimo ya que ocho años atrás no conseguí llegar.

El coche ideal 

No ha sido nada fácil, ya que a pesar de que para muchos les resulte facilisimo para mi es como estudiar una ingeniería espacial.
Sigo sin recordar los nombres de los tipos de vehículos (para mi son coches para señoras que…, coches para kinkis, coches para pijos estirados… y así…) o peor aún, los nombres de las herramientas… Hay días que me dan ganas de decirle a los profesores y a algunos compañeros que me digan los nombres de los utensilios y productos de maquillaje de sus esposas/novias, ¡a ver que me dicen!

A ver cuantos sabrían decirme que es cada cosa :-P

Pero si, estoy satisfecha de haber llegado, de momento seguramente lleve dos asignaturas suspendidas ya que estoy pasando por una etapa personal muy mala, no sé qué me ocurre pero hay días que deseo que la tierra me trague y otros que soy la mujer más feliz del mundo, pero lo que está claro es que la crisis de los 30 existe y que no soy Wonder Woman (de momento…).

El primer handicap que encuentro es el tema de tener que estudiar y al mismo tiempo estudiar un segundo idioma, llevar mi casa, llevar mis perros, mi pareja y un trabajo por horas, todo ello además de intentar mantener la línea o la calma haciendo yoga.

Es imposible. En serio, o eres la mujer más organizada del mundo o la más tonta como es mi caso, que dejas que todas las cargas recaigan sobre ti. Así que tras intentar estar activa las horas que paso despierta, he decidido que no, y me he visto obligada a dejar algunas cosas de lado (trabajo y casa) y centrarme en poder sacar adelante estos estudios.

¿Y por qué de repente esta motivación? Pues muy fácil, el otro día vinieron a clase unas chicas del grupo de FP de Imagen y Sonido que estaban haciendo sus prácticas de clase, y como este debe ser el primer año en que coinciden dos mujeres dentro de una de estas FP (estoy estudiando Carrocería, vamos, el antiguo Chapa y Pintura), nos entrevistaron.

Mi maletín ideal


Estaba super nerviosa ya que a pesar de que me encanta hablar en público y delante de una cámara, estaba temblorosa pero por fin dije lo que quiero:
“Quiero ser empresaria, el día de mañana me gustaría abrir mi propia empresa, un taller mixto, es decir, que si son diez empleados que al menos seamos cinco mujeres y cinco hombres.”

Para mi fue un gran alivio poder decirlo en voz alta, además de que quedaron asombradas ante tal idea (lo sé, parece un disparate juntar a un equipo de mujeres para trabajar en un mismo taller), pero es que he estado estas semanas queriendo dejar las clases, ya que me veo sin fuerzas y sin ánimos de perseguir mi sueño.

No es nada fácil estar estudiando algo que no te atrae, a ver, no es que no me guste porque hay cosas que me parecen super interesantes, pero mi mente es muy contraria, soy una persona muy creativa, de la libertad de la curva mientras que en este sector los milímetros cuentan y mucho y la perfección no entiende de improvisación.

Otro problema es igual que soy muy femenina, me siento genial con mis vestidos y tacones, el maquillaje y los peinados, que por cierto, procuro cada semana llevar distintos peinados.
Pero el simple hecho de tener que llevar un uniforme de hombre (en la tienda se negaron venderme el uniforme para mujer pero eso es otra historia…) y que muchas tareas no puedo hacerlas por falta de fuerza o coordinación… Eso me mata en serio.

Por eso he tenido días de querer meterme debajo del edredón y no salir hasta dentro de 29 años más hasta ser casi una sesentañera.

¿Pero sabéis qué? A veces los sueños nos ponen obstáculos, distracciones e incluso personas negativas que no quieren que lo consigamos.
Si eres fuerte y sigues luchando contra este equipo oscuro, si continúas por algo que te motiva y que al pensar en su resultado final te hace sonreír, seguro que ese día llegará, como el corredor que llega a la meta.

¡Si lo sueñas y deseas puedes conseguirlo!

Así que de momento este puente me toca preparar mis últimos exámenes pero no sin disfrutar de mi blog, mi maquillaje y mis peinados.

La moraleja que he aprendido de esta vivencia es esta:
¡No perdáis nunca vuestra esencia de camino a por vuestros objetivos! ;-)

Feliz día.

Eva

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