lunes, 5 de enero de 2015

Sobreviviendo a las tiendas de bricolaje


Aquí va otra de mis batallitas de yaya cebolleta... Esto ocurrió a finales de 2014... Tal vez no lo sepáis aun, pero... he desarrollado fobia a las tiendas de bricolaje. Ahí va mi experiencia personal con este tema...

Ir de compras a tiendas de bricolaje es toda una prueba de obstáculos para mi.

Primero de todo, empezaré contando el “que hago yo en una tienda de estas”. Bien, en mi casa estamos al más puro estilo de Esta casa es una ruina, de Tom Hanks. Una pareja joven (si, bueno, en los treinta y pocos), en una casa vieja y un poco dejada, haciendo reformas.

¿Sabéis esos programas de reformas de casa en los que hay un jefe de obra guapete y todo un séquito de obreros que hacen una casa a toda leche?
Pues bien, eso son programas de Ciencia Ficción, ya que la realidad, tristemente, es muy distinta.

Pues gracias a las reformas he descubierto lo que son tiendas tipo Leroy Merlin, BricoDepot, etc. y las pequeñas ferreterías. Todo ello era antes un mundo desconocido y sin interés alguno por descubrir, pero como mi chico insistió en que yo eligiera baldosas y un sinfín de complementos para la casa, no quedó otra...

Tras visitar las grandes tiendas de bricolaje de Mallorca, descubrí algo que me dejó aterrada: tengo un gusto atroz para decorar baños. Si yo quería un baño naranja o en tonos lilas, mi chico me convencía (y lo cierto es que tiene muchísima razón y buen gusto) y me enseñaba otras paletas de tonos, un poco más apagados que incluyendo complementos de otros colores queda divino de la muerte.

A lo que iba, tras haber vivido 3 semanas sin tener retrete, teniendo que ir a hacer mis necesidades entre los naranjos (si, vivo felizmente en una casita en el campo) y sufrir una diarrea que casi me lleva al más allá, por fin tuvimos el WC instalado. Pero no os vayáis a pensar que reformar un baño desde cero es tan fácil... no, y sino que se lo digan a mi novio, al cuñado y a mi cuñada, que con mucha paciencia venía a estar con nosotros para ayudarnos (sobre todo a mí) a pasar el trance de mear en la naturaleza.

Así que hoy llegó el día. El día en que por fin podíamos comprar gran parte del mobiliario que nos hace falta en el baño, todo ha sido gracias a un super ofertón (yo aun sigo alucinando ya que nos hemos ahorrado la friolera de más de 200€) en una de estas tiendas.
Como soy una experta en ir de compras, o más bien, en evitar ir de compras en plenas rebajas, nos hemos levantado a las 7 de la mañana para poder estar allí a poco más de las 8.
Increible señores, ¡pero ya había gente comprando, o peor aun, saliendo de la tienda a las 8:10 con su compra ya hecha!

¡¿Pero quién c*** se levanta tan pronto para a las 8:10 irse con la compra hecha de un sitio de estos?! Flipante...

Pero lo más cuqui, o mejor dicho, la idea más buena, ¡es que habían preparado el desayuno para los clientes! Había café calentito, leche, galletas y hasta batidos de chocolate para los más peques. Bueno, nosotros al terminar la compra hemos ido a tomarnos un rico batido de chocolate y unas galletitas...

¿Y creéis que aquí acaba mi entrada? Pues no, no sin antes contar uno de los momentos más vergonzosos de mi vida... El tener que llevar un carro de compra de ese tipo de tienda.
No son como los del Carrefour, que los domino como si fuese una profesional de los rallyes, son unos armatostes enormes, que se necesita fuerza bruta para moverlos y para colmo las ruedas van para donde quieren... Así que, lo admito, un dependiente de la tienda me ha tenido que explicar como llevar el carrito para poder llegar a la sección donde estaba mi novio esperandome...

Muy humillante, pero por suerte tenía un rico batido de chocolate esperandome a la puerta de la entrada.
Así que ya sabéis anti-fans de tiendas de bricolaje, si váis, ¡id siempre acompañados por alguien que tenga la fuerza de un oso y la paciencia de un león!

Pasad un buen día ;-)

Eva

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